Hello world!

Hay mucho que contar, y yo quiero contribuir. Y espero que este sea el post más largo de los que vaya a publicar en mi nuevo blog.

Ya comencé un blog hace más de dos décadas, en 2002. Creo que fue David de Ugarte (un coco, el tío, ¿qué habrá sido de él?) quien me animó, que andaba metido en el ciberactivismo más pionero y me lio en la asociación Ciberpunk, con aquello de la necesidad de alfabetizar en la ciudadanía digital. Luego me reencontraría con César Calderón, que tenía una idea buenísima y le dimos forma de otra asociación, Las Ideas, donde nos acabamos juntando entonces jóvenes profesionales como él y yo, veteranos periodistas de los que han contado la Historia más apasionante de España, políticos del ámbito socialista -hasta algún Ministro de Zapatero- y alrededores… todos lanzados a la blogosfera con nuestros frecuentísimos posts. Hasta gracias a Guillermo Fernández Vara organizamos una conferencia puntera de blogueros con algún participante de relumbrón mundial y dimos un par de premios anuales de la blogosfera, con el nombre de mi hermano Enrique Padrós, e Iñaki Anasagasti se cabreó públicamente por no ser uno de los galardonados. Y una vez al mes nos juntábamos en el restaurante Nabucco a cenas a las que yo imprimía el formato de tenida blanca, que eran encuentros de todos esos blogueros a charlar, aprender de los veteranos… Estoy seguro de que en toda España no había cenáculos como aquél, en calidad y risas.

Lo cierto es que esa cosa se desinfló cuando me fui a vivir a Galicia, donde seguí escribiéndolo y siendo alguien en ese mundillo, que mi blog llegó a ser el 8º de temática política en España, y hasta producto de un debate que tuvimos muchos ciberactivistas socialistas desde allí redacté el texto de la «Enmienda Facebook» que se presentó al 37 Congreso federal del Partido en 2008 para canalizar la participación orgánica on-line fuera de las Agrupaciones territoriales, y que entonces fracasó (aunque dándonos el tiempo la razón, en la actualidad existe la figura de «afiliados directos» sin adscripción a Agrupaciones locales o de distrito en el PSOE). Me encantó la aventura gallega, que en el PSdeG me tenían en cuenta en lo mío y hasta Mar Barcón me metió en un Comité Electoral Nacional del Partido para temas de cibermilitancia, y los compañeros de Xuventudes Socialistas me invitaron a darles la turra en su Escuela anual de formación. Recuerdo que les remitía a sus móviles anunciándoles que el futuro de Internet era ahí. Y también el tiempo me ha dado la razón. Tengo más apuestas, si alguien las quiere escuchar.

Ya antes había sido el primer Secretario de Innovación del PSOE mostoleño, y si miro aún más atrás me encuentro como nativo digital en 1984, con nuestro Sinclair ZX Spectrum de 48k, que pedazo esfuerzo tuvo que hacer mi padre para comprárnoslo. El precio eran unas 50.000 pesetas de entonces, 300€ a día de hoy (informaos de cuáles eran las retribuciones media y mediana del trabajo entonces, y fliparéis). Era de los que picaba código del basic sinclair de la revista MicroHobby a mis 11 añitos, y flipaba oyéndolo sonar en la cassette. Por entonces de mayor quería ser abogado o periodista, que lo de escribir siempre se me había dado bien. Se lo debo a Don Celestino, Celestino López Domínguez, el maestro -mas que profesor- que tuve en 4º de EGB en el Colegio Marqués de Suanzes del San Blas de Madrid de mi infancia, que organizaba concursos como los de redacciones en los que tanto me gustaba competir. Con el cambio de siglo Chema Arteta diría que yo tenía muy buena pluma, y se refería a la de escribir, que con otras cosas yo seguía en mi armario.

Galicia era para mí el paraíso, junto a Valencia y Portugal mis opciones para terminar mis días cuando me vaya de Móstoles. Pero allí me arrolló el destino, empeñado en doblegar mi voluntad: mi padre enfermó pillándome a 500 kilómetros hasta su muerte, diecisiete días después mi matrimonio terminó, tuve que luchar quedarme la custodia de mi hija consiguiéndolo medio año después teniendo ella siete de edad, rehacerme de vuelta a Móstoles, asistir a la larga enfermedad de mi madre, que también acabó muriendo, otra ex mía me lanzó una campaña de ciberbullying por la que terminó imputada judicialmente por maltratarme… Y encima me enfadé con mi Partido de toda la vida y así con el compromiso político, aunque nunca con mis convicciones.

Llegamos a ahora. Estabilizado profesionalmente, con mi hija ya criada, con muchos errores ya cometidos, y con las lecciones aprendidas, demasiadas de ellas por mera repetición tras caer. Ya apenas se bloguea, aunque yo lo voy a hacer del mismo modo que otros dejan sus columnas escritas en Substack, los hilos antes en Twitter y tras convertirse en un nido de fachas ahora en Bluesky, los comerciales de sí mismos en posts en LinkedIn, otros llaman tu atención con una imagen para en el texto soltarte el tocho en Instagram, me consta que queda una resistencia en Facebook… Que hay mucho que contar: estamos en un cambio de paradigma, que en el fondo está consistiendo en no cambiar la Historia al repetirse las mismas señales que hace justo un siglo fueron indicio del desastre a que la derecha, al alimentar al fascismo, condujo a Europa y otras latitudes mundiales.

Hay mucho que contar, y yo quiero contribuir. Y espero que este sea el post más largo de los que vaya a publicar en mi nuevo blog. Estén atentos a mis cuentas de Bluesky y Threads, donde iré anunciándolo (de Twitter me fui).

Bienvenido, bienvenida.